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Este cambio de coloración dental afecta siempre la estética del paciente, lo cual impacta negativamente en su autoestima y calidad de vida. El blanqueamiento endodóntico se utiliza cuando la decoloración viene desde el interior hacia fuera, después de haber realizado una endodoncia o tratamiento de conductos radiculares (TCR), y su severidad puede variar. Por otro lado, debido a la creciente demanda de los pacientes por tener una sonrisa cada vez más blanca, los tratamientos para piezas con cambio de color (discromía) han ido en aumento considerable en los últimos años.

Una manera de tratar estas piezas tratadas endodonticamente, es el blanqueamiento interno, mencionado por primera vez en la literatura por Truman en 1864. Este se presenta como una alternativa conservadora frente a otros procedimientos como restauraciones con resina, carillas o coronas cerámicas, ya que preserva al máximo la estructura dentaria, siempre y cuando la pieza a tratar preserve la cantidad adecuada de diente sano.

Aunque diferente al blanqueamiento tradicional, el blanqueamiento endodóntico sigue siendo un procedimiento relativamente simple a menudo completado en pocos pasos. Sin embargo si no se conocen los procedimientos, agentes y técnicas, se pueden tener complicaciones.

El procedimiento se realiza en pocos pasos, primero el odontólogo abre la cámara pulpar del diente no vital del paciente, a continuación coloca un gel blanqueador especialmente formulado y la cierra con un cemento provisional, dejando que el producto blanqueador cumpla su función. Pasados de unos días, el clínico revisará el color del diente del paciente para determinar si ha alcanzado el tono deseado. Si  el clínico piensa  que se puede lograr un tono aún más claro, el procedimiento se puede realizar en varias sesiones. Luego se remueve el material blanqueador y el procedimiento está completo.